A Silent Voice y la REDENCIÓN.
- Guille Reviewer
- 15 abr 2020
- 7 Min. de lectura
Actualizado: 16 abr 2020
Pocas obras me han marcado tanto como lo ha hecho A Silent Voice. No es mi película favorita, ese honor lo tiene Interstellar. Pero el filme de Naoko Yamada consiguió con creces captar mi atención y emocionarme de formas que nunca antes había experimentado viendo una película. Koe No Katachi, el título original del filme, está basado en un manga escrito por Yoshitoki Ōima, el cual no me he leído y por lo tanto no voy a poder dar mi opinión sobre si Yamada consigue adaptar bien o no la obra escrita de Ōima. Por lo tanto me dedicaré a analizar únicamente la obra animada. Antes de empezar, quiero dejar claro que este análisis es un poco improvisado. Tenia en mente hacer un análisis detallado y profundo de Your Name, pero cuando hace unas semanas vi A Silent Voice me sentí obligado a hablar sobre este anime desde una perspectiva más personal y diferente a las otras reviews y reseñas de esta maravillosa película Mirando otros vídeos y análisis relacionados con el tema, en todos se hablaba de lo mismo, «Que anime es mejor A Silent Voice o Your Name?» Una pregunta que considero la verdad muy estúpida, ya que no hay por donde coger la semejanza entre las dos obras. Todos estamos de acuerdo que el tema principal de Your Name es el romance, pero ni de lejos el tema principal de Koe no Katachi es el amor. Es una de las sub-tramas, eso si, pero como bien sale en el título del análisis, el tema principal de la obra de Naoko Yamada es la REDENCIÓN. La búsqueda del perdón, de afrontar los errores del pasado, solucionarlos y evolucionar como persona. Y todos estos sentimientos encontrados se plasman en el protagonista de esta historia, Ishida Shoya, un estudiante de primaria normal y corriente, que podríamos decir que es el gracioso de la clase, con amigos, una buena familia y una vida plena y grata. Pero todo cambia cuando llega a su colegia una nueva alumna, Shoko Nishimiya, quien sorprende a todos dando a conocer que es sorda. Esto en un principio sorprende a todo el mundo, incluyendo al propio Ishida. En el mismo momento en que Shoko explica su discapacidad, los otros niños ya la etiquetan como la «rara», y utilizan su sordez para hacerle bromas cada vez de más mal gusto, todas ellas dirigidas por Ishida. Y como pasa en todos los casos de bullying, un día estas bromas suben de tono y dejan de ser simples «cosas de niños» para convertirse en grave acoso escolar.

Shoko acaba cambiándose de colegio, y cuando los profesores se enteran de este acoso, piden a un culpable, el cual es Ishida, señalado por todos sus compañeros, exculpándose ellos de su parte de culpa, y poniendo toda la carga de la situación sobre los hombros de Ishida, quién después de esto, acaba siendo él quién empieza a recibir bullying y ser marginado. Todo esto deriva en serios problemas psicológicos para el protagonista, quién unos años después, en la secundaria, está totalmente solo, evadiéndose del mundo real y evitando todo contacto social. Y así se ve en la escena inicial del filme, donde Ishida intenta suicidarse. A partir de aquí voy a entrar más en materia y hablaré con más detalle sobre todos los personajes y la historia, así que si no habéis visto la película os invito a verla y después venir a esta parte del análisis que obviamente esta plagada de spoilers. Como he dicho anteriormente, el tema principal a mi parecer del filme, es la redención, la redención de Ishida, quién tras destruir la infancia de Shoko y la suya propia, busca el perdón de la chica años después, con todo lo que esto conlleva. Desarrollando su relación al largo de la película de una manera sublime y perfectamente construida, porque esta obra es única, es tan dolorosa como emocionante. La autora es capaz de hablar de temas tan complejos como el suicidio, sin renunciar a la controversia que esto puede generar. Japón es un país envidiable, con una cultura rica y única, con gente amable y educada. Pero con una regla social muy negativa, la distancia personal y social. Esto crea un ambiente muy conservador entre familias y amigos, y deriva en que por desgracia, Japón sea el país con el índice de suicidios más alto del mundo. Pero como he dicho antes, la autora no tiene ningún tipo de problema en plasmar esta idea y tema tan tabú en la sociedad, no solo japonesa, sino global. La obra dura unas 2 horas y 10 minutos, y solo 20 minutos de esta están dedicados a la infancia de Ishida y Shoko. Esto se debe a que claramente la cinta quiere mostrar más complejamente las consecuencias del pasado, y no del pasado en si. Las consecuencias para nuestro protagonista son severas, no solo acaba siendo el acosador acosado, sino que este pequeño trauma infantil le genera unas inseguridades devastadoras en su adolescencia. Y aquí entra el tema de las cruces como símbolo de evasión por parte de Ishida, quién prefiere estar solo antes que volver a hacer daño a alguien. Está seria la parte introductoria del filme, el pasado y sus consecuencias en el futuro. A partir de aquí entra la REDENCIÓN como tema principal para avanzar en la historia y abrirla en otras direcciones. Ishida se siente culpable por lo que le hizo a Shoko, y por lo tanto se odia a si mismo. Para cambiar esto decide rencontrarse con Nishimiya para conseguir su perdón, pero esto no es tan fácil para él. Y es aquí donde entra el papel de Tomohiro, la única persona que se abre a Ishida para que vea que esto de la amistad no es tan malo. Con su ayuda consigue el valor suficiente para ir a hablar con Shoko, pero su «novio» se lo impide, ya que se da cuenta de que él es quién acoso a Nishimiya en el pasado. Pero con la ayuda de Tomohiro consiguen que Ishida y Shoko puedan hablar. A partir de aquí empieza un proceso de auto aceptación por parte de Ishida, con la ayuda de Shoko, quién le da a entender que no es tan malo como él cree y que siempre se puede perdonar cuando una persona consigue cambiar. En este proceso descubrimos que «el novio» de Shoko en realidad es su hermana, y gracias a ella, Ishida consigue saber más sobre Shoko y su familia. Porque detrás de esa cálida sonrisa debe haber miedos, inseguridades y temores que nuestro protagonista quiere descubrir. A partir de aquí, poco a poco Shoko y Ishida van hablando más y más, y Nishimiya decide que quiere reunir a sus amigos de la infancia, que en realidad eran sus acosadores, para poner punto y final a esta situación y resolverlo todo. Contactan con Miki y Miyoko, quién no acosaron a Shoko, pero claro, dejaron que las otras personas lo hicieran, una de ellas Weno, quién no se arrepiente de lo que hizo y señala a Shoko como culpable de lo que pasó en primaria.

A partir de este momento el filme se vuelve un poco confuso, no sabes muy bien por donde va a ir ni como va a terminar la historia. Empieza el verano y todo lo que sucede son excursiones y quedadas de todos los personajes, sin que avance la historia. Hasta que llega el Clímax y el punto de inflexión de la cinta. Toda la película la hemos vivido en las carnes de Ishida, desde su perspectiva y sus pensamientos, y no sabíamos ni de largo todo lo que sentía Shoko y como el pasado había dejado huella en ella. Un trágico día, la abuela de Shoko muere, y con su ida se va el punto de apoyo más importante para ella, y eso hace que el mundo a su alrededor se desmorone. Y es aquí es donde llega el clímax del filme. El intento de suicidio de Nishimiya frustrado por el mismo Ishida, quién tras evitar que la chica se tire por el balcón, cae él, entrando aquí el punto de inflexión de la cinta y uno de los mensajes más fuertes que la película nos lanza, lo egoísta que es el suicidio. Ishida consigue salvarse, y eso le abre los ojos a Shoko, quién más tarde le abre los ojos al joven. Siendo una relación de auto-aceptación totalmente recíproca. Y la película no acaba con los dos jóvenes saliendo como pareja o con un beso de ambos, porque ese no es el mensaje que quiere transmitir la película. El filme termina con Ishida alzando la cabeza para mirar a la gente de su alrededor, desapareciendo todas las cruces que tapaban los rostros ajenos en señal de auto-aceptación por parte del protagonista. ¿Porque si no te quieres a ti mismo, quién te va a querer? Ella era la que no podría oír, pero él era el que no quería escuchar. Y no tengo miedo a decirlo, la escena final de la película es de las escenas más poderosas y emocionantes que he visto nunca en una cinta. Pero tampoco estoy haciendo este análisis para resumir la cinta. Quiero explicaros por qué esta obra me parece tan diferente y única a todo lo que he visto. Normalmente, en las películas que se trata el bullying, se nos enfoca en la víctima como protagonista, pero en este caso no, el acosador es el protagonista, y maravillosamente, la cinta consigue que empaticemos con él. Todos los personajes que aparecen son en realidad víctimas, víctimas de sí mismos. Se culpan, se odian, se atormentan y eso los desemboca en una espiral infinita de reproches, rechazo y frustración. Es impresionante como este anime consigue coger un problema aislado como es el caso del bullying para mostrar como esto puede dañar tanto a las víctimas como también a los autores. Toda la obra en su conjunto da una valiosa lección de empatía, con unos personajes con los que es imposible no conectar, muy complejos y perfectamente construidos. Lo peor de la cinta es sin duda que sea de animación, ya que por el mero hecho de serlo no se la valora cómo merece.

Pero dejando eso de lado, el calibre artístico del filme es extraordinario, cada fotograma, cada plano, cada escena da para fondo de pantalla. Y no solo los planos generales, la cinta utiliza muy bien los planos subjetivos en primera persona para mostrarnos indirectamente como se sienten los personajes. Unos planos y una dirección artística perfectamente acompañada por una banda sonora exquisita, con unas cuantas piezas realmente impresionantes. Jugando mucho con la discapacidad de Shoko para experimentar con algunas de las obras musicales. Creo que ya no me queda nada más que decir, solo que veais porfavor esta pel·lícula porque os aseguro que no os va a dejar indiferentes. Su entramada y compleja exploración psicológica, social y emocional de la crueldad juvenil me dejó con la boca abierta y con alguna que otra lágrima, fruto del cúmulo de emociones y sensaciones que esta maravillosa cinta generó en mí.

Porque las películas no son simple entretenimiento, son una arte única, capaz de emocionar y marcar a gente para siempre. Y ese ha sido mi caso. Nunca voy a olvidar A Silent Voice, me ayudó, y por eso estaré eternamente agradecido con ella. Simplemente, gracias.
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