Interstellar y el viaje del HÉROE
- Guille Reviewer
- 31 ago 2020
- 5 Min. de lectura
El viaje del héroe es una de las estructuras narrativas más viejas que existen. La idea y desarrollo de la misma se ha utilizado innumerables veces en la historia del arte y la literatura. Muchas obras magnas han llegado a nosotros a través de prodigios del campo, y hoy estamos aquí para hablar de una de ellas, Interstellar. Interstellar está escrita a través de la arcaica idea del épico periplo del héroe, y el héroe de esta historia es Cooper, un padre en tiempos de crisis, ya que la tierra está siendo atacada por incansables tormentas de arena que están acabando con las cosechas y vidas de las personas. Aun así, sigue llevando su aburrida y monótona vida de expiloto espacial, trabajando de granjero y cuidando de sus hijos, Tom y Murph. Esta última insiste en que un «fantasma» está tirándole los libros de su habitación, Cooper lógicamente no cree en sus fantasías, pero todo cambia cuando un día, una fuerte tormenta de arena entra en la habitación de Murph, y genera un fenómeno gravitatorial realmente extraño que Cooper descifra tras utilizar el código binario. El código se trata de unas coordenadas que llevan a Coop y a su hija a una base secreta de la nasa, donde encontramos el segundo punto de la estructura del viaje heroico, la llamada de la aventura. Le dan a Coop un propósito y objetivo, comandar una nave para explorar planetas descubridos por alguien que les ha enviado las coordenadas de los mismos, y no solo eso, también les han colocado un agujero negro para poder llegar fácilmente a esos planetas. Quién ha colocado ese agujero negro será uno de los temas principales de la película, y nos ayudará a entenderla y a descubrir el propósito de Nolan tras ella.

Si sigues leyendo voy a dar por hecho que te has visto el filme y por lo tanto no te va a importar si se me escapa algún spoiler.
Mucha gente que esté leyendo esto sabrá de sobras que Interstellar es mi obra cinematográfica favorita, todo su ambiente, los temas que trata, su banda sonora, sus personajes y su espectacularidad visual crean en mí un sin fin de emociones que ninguna otra cinta ha conseguido.
Para que una obra artística me guste me tiene que hacer pensar, emocionarme y sorprenderme, y la obra de Christopher Nolan lo consigue con creces. Toda su atmosfera celestial me tiene en vilo en una obra de 3 horas que se me queda corta.
¿De donde venimos? ¿Hacía donde vamos? ¿Donde está el inicio, y el final? Son algunas de las preguntas que la cinta te plantea y te ayuda a resolver con el transcurso y finalización de la cinta, la cual está magníficamente escrita y no deja ni un cabo suelto por resolver, y creedme que es difícil, ya que la obra trata temas muy pero que muy complejos y complicados.
Nolan consigue atraerte, que te sientas parte de la película, y que vayas descubriendo al mismo tiempo que los personajes lo hacen.
Unos personajes que, al tripular una enorme nave, deberán enfrentar-se a cuerpos celestiales y a un sin fin de problemas los cuales desconocen y no entienden. Y es aquí donde empieza la tercera parte del viaje, la llegada a lo desconocido al atravesar el umbral de lo cuotidiano.
Coop y su tripulación se enfrentan a uno de estos cuerpos celestiales, el agujero negro, para llegar al primer planeta posiblemente habitable, donde ocurre el primer sacrificio, bueno en realidad dos, ya que por una parte, uno de los tripulantes muere, pero por otra parte, Coop y Amelia descubren que cada hora en el planeta son 21 años en la Tierra, y por lo tanto deberán sacrificar años de vida de sus hijos y familiares.

Al conseguir escapar del astro, llegan a la nave y descubren que han pasado 27 años para los hijos de Coop. Y aquí llega el punto de inflexión de la obra.
Esto no es solo una película de ciencia-ficción donde se abusa de efectos especiales y se explica una historia intergaláctica mil veces contada. Interstellar es una obra humana, donde Cooper no solo se enfrenta a agujeros negros, sino también a la idea de que seguramente no va a poder ver a sus hijos nunca más. Otra idea del viaje del héroe, sacrificar algo por un propósito mayor, el destino de la humanidad, el cual recae sobre los hombros de nuestro protagonista, el cual se desmorona tras ver los vídeos de sus hijos enviados a la nave en los últimos 27 años. Viendo como estos ya llevan su propia vida, en la cual él ya no participa y no va a poder participar. El tiempo es nuestro mayor enemigo, cuando más queremos que retroceda más rápido pasa y más se vuelve en nuestra contra.
Tras este emotivo y a la vez real acontecimiento, los tripulantes se disponen a viajar al próximo planeta potencialmente habitable.
En el primer astro, vimos a Cooper enfrentarse a la naturaleza, a través de las enormes olas, y en este segundo, Cooper se enfrentará a un humano, que curiosamente se apellida Man, para finalmente enfrentar-se a él mismo en la parte final de la obra. Parte donde Coop alcanza la cuarta parte del periplo del héroe, el abismo, y a la vez la revelación y transformación.

Nuestro protagonista decide sacrificarse por Amelia, y se va al agujero negro en una misión suicida para que la mujer pueda seguir con su viaje y el propósito del mismo.
Tras alcanzar el abismo al quedarse atrapado en el agujero negro, Coop es llevado a un lugar extraño, a la representación física del espacio y el tiempo. Ahí encuentra la revelación tras el abismo. Observa que en aquel lugar puede ver todo lo que hace y ha hecho su hija, Murph. Se da cuenta de que él mismo es quién tira los libros de su habitación, y a partir de ahí llega a la conclusión de que el ente que les ha llevado hasta los planetas no son nadie más que ellos mismos. Los humanos del futuro fueron quién crearon el agujero negro y ayudaron a sus antepasados a resolver el problema de la gravedad para poder sobrevivir.
Este es un mensaje totalmente humanista por parte del director, ya que en todo momento pensamos que el «ayudante» será una especie de dios o ente superior a la raza humana, pero no, solamente nosotros, los humanos, nos podemos salvar de nuestra propia desaparición, y eso, en gran medida es un mensaje bastante esperanzador.
Tras esta revelación llegamos al final del viaje, del héroe, de Cooper.
Un héroe es alguien que sacrifica su vida por algo mayor a él. Coop sacrifica su vida, y la de sus hijos para salvar a la humanidad.
Antes de partir, al inicio del filme, el padre habla con su hija y le dice que tiene que irse. Ella como no puede ser de otra manera, se niega y no acepta su marcha. Coop le dice «Te quiero. Y voy a volver», y entre lágrimas, Murph le contesta «Cuando?». Una pregunta a la cual su padre no tiene respuesta, y solo puede decirle que volverá, no sabe cuando, pero lo hará, y se lo promete, a él mismo y a su hija.
Y esa promesa, se cumple. Como la misma estructura del viaje nos cuenta, el héroe regresa, y no solo regresa con la salvación de la humanidad, regresa para cumplir lo que algún día prometió.

Muchas veces me maldigo a mi mismo pensando, «como habría disfrutado esta película en una sala de cine». Su espectacularidad visual, acompañada de unos efectos especiales espectaculares y una banda sonora inigualable consiguen crear una atmosfera única que, junto a unos personajes y una historia memorable, crean en mí un asombro y perplejidad total. He visto esta obra unas 5 o 6 veces, y siempre la consigo disfrutar de la misma manera. Solo me queda dar las gracias, gracias Hans Zimmer por crear una banda sonora tan perfecta y gracias Christopher Nolan por llevar a la gran pantalla la película de mi vida.
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